Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

jueves, diciembre 28, 2006

De esta navidad que ya es recuerdo


En estos, que fueron días de cartitas a santa explicadas por la patafísica moderna, la navidad ya vino y se fue.
¿Qué me trajo santa?, pues una máscara de blue demon, un libro, un morral y dinero. Olvidé pedir en la carta unos zapatos, porque ya los míos llevan tres graduaciones, dos comuniones, un bautizo, cuatro bodas e inumerables noches de trabajo en la dolce vita. No es que es que se vean viejos, de hecho todavía aguantan mi graduación y alguno que otro evento social. Tienen memoria...no, no es cierto, ni que fueran paquidermos. Podrían ser considerados como mis recuerdos en todo caso, pero ellos no recuerdan nada.
De los Rodríguez, no sé quien más tenga la manía, pero yo comparto con mi abuela esa tendencia de guardar cosas, atesorar los cachitos rotos de las entradas del cine, las gorras que ya no uso, pero que me gustan ver todavía con el sudor marcado alrededor, calcomanías de cuando era niño, invitaciones de fiestas, bolsas de papel estrasa, cajitas vacías, dibujos de libretas viejas.
Mi abuela es un caso extremo, claro está, y se puede percibir através de cosas como la tarjeta que le dió a mi hermana, que por un lado decía "Nuria" y del otro "Julio de 1975".
Treinta y un años tiene la tarjeta, y ni siquiera se ve amarilla. ¿En que radica esa manía?. Pensándolo largo rato, creí llegar a la conclusión de que es por miedo. Un miedo irracional a olvidar. Se dice que el pasado, al ser imposible de cambiar, es lo único seguro en la vida (junto con la muerte también) y en cambio el futuro, es incierto. Dadas las entradas de teatro, las monedas, los frasquitos, los flyers y todo eso que se va amontonando en mi cajón o en el closet de mi abuela, creo que el pasado es todo, menos seguro. ¿Como saber si ya se te olvidó algo, si es imposible de recordar? ¿Cuantos recuerdos han desaparecido de nuestra memoria sin dejar rastro alguno, irónicamente siendo ellos el único rastro que queda de las cosas?. El guardar basura, tampoco te hace recordar las cosas, caso concreto de letras, en mi diario hay palabras que ya no guardan significado para mí, por ser imposibles de encontrar en mi memoria, aunque sé que algo pasó ese día que me hizo escribir aquello. Entonces, pienso, que el problema no es coleccionar pedazos físicos de los impalpables recuerdos, sino el que se me dificulte a mí (y posiblemente a mi abuela) discernir el cual se va a convertir en un buen recuerdo y cual no, cual va a pasar al cajón de los olvidos. Después, un día, uno hecha un ojo al cajón de cachibaches (que por comparación con mi abuela, sé que se convertirá en un closet), y pieza por pieza, puedes ir diciendo, "este portavasos es de la cerveza que me tomé en aquel bar en Alemania, mientras veía a la suiza, quizás sueca, de ojos verdes". Ni hablar de las canciones que te pueden sorprender por la calle recordándote, generalmente algo bueno y alegrándote el día.
Ahora que regresó mi hermana (que por cierto, ya regresó sana y salva), veo, cómo de su maleta van saliendo esos objetos-recuerdo que a mí no me dicen nada, pero que para ella es lo que queda de su vida en Canadá. No son míos, y sin embargo me sale esa ansia natural "¿Serán suficientes?". Yo, como para acabar la conversación con las voces de mi cabeza, me fui a Querétaro a visitar a recuerdos, de esos que te escuchan, y que son interesantes y que aprecias con cariño. Me sentí de nuevo en Londres. Ahí estaban con los que compartí tantas cosas en aquel 118 de Southfields ¿o era 117? (¿lo ven?), enamórandome de nuevo a primera vista (Andrea) como cuando salías a la calle y habías encontrado en el transcurso, a tres distintas madres de tus hijos.
Y de repente los recuerdos hablan, y te sacuden el polvo, y de nueva cuenta empiezan a influir en tu vida y en tu pensamiento. Las comparaciones son inevitables, y descubro que en mi interés de abarcar tantas cosas, no soy el mejor en nada y eso me frustra mucho de verdad. Lo de ser el mejor, no es como dijo Any alguna vez, en afán de ser famoso y reconocido, es realmente algo personal, estar en la oscuridad y poder decir "yo soy el mejor", sentirte bien contigo mismo, porque haces las cosas bien. Con todo y eso, ¿qué pasa?, cuando un día te sientes lo suficintemente capaz de decir "Yo soy el mejor", ¿cómo saber que eres el mejor?, como en aquella historia del hombre más fuerte del universo, que lo más duro que podía encontrar para aplastar, era para él, el equivalente a una lata de refresco "Sí -pensaba- soy el más fuerte, pero ¿qué tan fuerte?", y aquello era una cuestión personal también. Lo lastimoso, es que ya me preocupa el estar en la punta de algún aspecto y dudar, siendo que ni siquiera he comenzado por escalara nada, o mejor dicho todo. ¿Que hace la gente normal con las obsesiones? y digo la gente normal, no para excluirme, sino para incluirme, ¿que pasa cuando de veras ansías algo y no puedes hacer nada por ello?. Sallieri se vovió loco y se proclamaba el rey de la mediocridad.

jueves, diciembre 14, 2006

Catalejos


Pues tengo que usar lentes. Punto setenta y cinco en cada ojo de astigmatismo. No es mucho, lo preocupante es que en palabras de la señorita "Mire joven, los usa para leer y para la computadora, para manejar es importantísimo, también para la tele y cuando vaya al cine...y cada vez que sienta que forza la vista".
Basicamente para todo. Eso, hasta me da la impresión de que los lentes nada más me los pusieron por vender unos. En fin.

Con los lentes, el mundo toma nuevas dimensiones. Como si trajeran la famosa leyenda Objects in mirror are closer than they apper. Y cuando te los quitas las cosas se alargan, hasta me siento alto. Esta restructuración dimensional, ha hecho que me de un par de tropezones, pero todavía sin la humillante experiencia de llegar a visitar el suelo.

El mundo a través de las gafas, ahora se ve en pantalla ancha por la moldura negra. Como los documentales o películas que le quieren dar caché al asunto. A ver si con lo maniático que soy, ese detalle no se me va metiendo al subconciente, haciéndome creer que la vida está tomando tintes dramáticos o empiece a ver las cosas en cámara lenta o quizá hasta el mundo comience a ser en blanco y negro, todo gracias a la pantalla ancha con la que ahora veo la vida cotidiana.
Las patas anchas de los lentes, resultan ser dos nuevos puntos ciegos en la visión. Ahora, además de voltear a ver hay que mover la cabeza un poco más para evitar dichos puntos negros.
Todo esto da la sensación de intelectual (un estereotipo ya muy trillado), sin embargo la línea que separa al inteligente del teto es muy delgada, por lo tanto, para no pasar ni por uno ni por otro, decidí cortarme el pelo.
Soñé que lo tenía rapado de un lado y del otro no, peinándome de raya al lado. Así que ahora por lo menos, el asimétrico corte de pelo, distrae las miradas de los lentes, además de que el experimento de haberme asemejado a un sueño es interesante.


Mi mamá me dijo "ahora con gafas, cuando te las quites ya no vas a ver igual". Y sí, que tristeza me dió notar que después de usar mucho tiempo los lentes la visión no queda igual. Sentí como cuando le pegas al coche de tus papás, pero en este caso aplicable a mi cuerpo.

jueves, diciembre 07, 2006


Hoy, uno de esos dìas donde todo molesta. Empezando por la incipiente gripa que siento en la garganta y por detràs de la nariz. Mueves algo y se caen tres cosas màs al piso, ocasionando un regadero de distintos elementos. Me salen sonrisas forzadas y me entran pocas ganas de hablar.

La impresora, como con cualquier cosa importante, se atasca y la computadora te da la inùtil informaciòn que no hace otra cosa que desesperar "Ha ocurrido el error 631".

Tengo la terrible necesidad de agarrar el monitor y mandarlo a la porra, destrozarlo y ver enteritas sus entrañas "!Ahì està tu pinche error!".

Lo mismo me pasa cuando manejo, cuando veo que alguien ya se pasò el rojo y yo me tuve que frenar para evitar la colisiòn; con ganas de no frenar, es màs, acelerar un poquito para centrar al idiota que no le importò. "Me chocaste¿Por que no te frenaste?¿que no me viste?"- preguntarìa el otro sorprendido " Si claro, ¿como no te voy a ver si te tenìa enfrente?". Que molesto cuando las cosas se hacen mal por elecciòn propia, con ganas de agarrar a sapes al que lo hizo y repetirle "!està mal, està mal, està mal!".

Al final, ni el monitor vuela por los aires, ni retuerzo los fierros de un coche ajeno; me quedo tan fastidiado por no poder hacerlo pegandole a mi saco de box mental.