Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

domingo, febrero 15, 2009

Gone shopping


Me fui de compras. Actividad que por lo general hago cuando es por recompensa. Esta vez no, solo fue el gusto de tener un dinero extra.

Compré tres libros de cuentos. Todos recopilaciones. Uno de los cuales es una recopilación de Cortazar, al cual no sé por que insisto en darle oportunidades, ya que no me ha gustado mucho que digamos. Aunque cabe decir que la Rayuela, nunca la he acabado, si comenzado, como siete veces, pero después del primer capítulo (que sí me gusta mucho), como que le pierdo un poco el gusto y al final lo dejo de leer, en fin.

Lo otro que compre fueron unos pantalones. Levis por supuesto, que son de batalla.Y es que se me acaban de romper los que más usaba, mi mamá me preguntó que si ya podía tirar los viejos, y mi repuesta fue un contundente 'No'. Me es muy dificil desprenderme de las cosas, no por nada tengo mucha basura.

Es por eso que comprendo a una tía que está en contra de que se tiren muchas cosas que eran de mi abuela. '¿Para qué lo conservas?' preguntan cuando se defiende algo que iba directamente al bote de basura, y la verdad es que no hay una respuesta, es simplemente la manía de guardar. Me pregunto si eso tendrá cierto trasfondo psicológico ¿inseguridad a lo mejor?. No sé, algún día se lo preguntaré a algún psicólogo.

Comprar ropa, es algo que me gusta, pero solamente bajo las condiciones correctas. Que no haga calor en la tienda, que el probador esté amplio y como consecuencia tener un espejo grande y lejos, que la puerta cierre bien, que no haya nadie detrás de la puerta preguntando '¿como le quedó señor?', tampoco que te ande persiguiendo alguien por la tienda. En fin, de alguna manera, me incomoda el proceso de compra, ya que exhibes tus gustos, al estar escogiendo algo personal, siento que quedo vulnerable ante los otros presentes. Cuando compro tennis no hay tanto problema, a lo mejor por ser más rápido el proceso, pasas la mirada rápidamente por el exhibidor y si algo llama la atención, lo coges, lo analizas y pides un número. Te lo pruebas rápido, y si te queda y te gustó te lo llevas, si no, pruebas otro número. Con la ropa no, con la ropa puede gustarte, pero a lo mejor no te sienta bien. En fin.

Me acordé de cuando iba a Primark. De las pocas tiendas en las que me gustaba comprar ropa. Por que era bueno, bonito y barato. Que lástima que no haya algo parecido por estos lares.

viernes, febrero 13, 2009


"Que su cabeza rueeeeeeeeeeeeeeeeede!"

Ay caray, si hasta sangre salpicó el rodadero de tatemas