Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

sábado, enero 31, 2009


Pues se acabó el año pasado, y ya queda menos para el fin del mundo, 2012, que dice Maussán que dijerion los mayas.

Llevé a cabo los usuales ritos de la buena suerte el fin de año; saqué las maletas, barrí pa' fuera pa' sacar las malas vibras, y etc... al parecer este año no surtieron mucho efecto... ¿habrá sido por que no corrí con las maletas?¿o por que era una maleta muy pequeña? ¿no barrí con suficiente fuerza?..... pues no sé, pero las supersticiones definitivamente no han funcionado.

El año empezó mal. Nos chocaron el cavalier y el optra (que aún ni acabamos de pagar). Al chevy se le fregó el radiador, y tuve que comprarle otro, marca Valeo por supuesto, y espero que mi confianza en la empresa para la que alguna vez trabajé no me traicione.

En el trabajo, fue cosa de poner un pie en la empresa para que todo comenzara mal, con decir que hasta el día de hoy aún no acaban los problemas con los que comencé el año.

Esta parte ha resultado molesta, por que como creo que ya mencioné, últimamente no pienso otra cosa más que trabajo; "si hago esto, podría ayudar a aquello", "y que tal si....", "aquí se necesita un nuevo procedimiento...", etc... nunca antes me había pasado. En el tinto donde las jornadas de trabajo eran, como díarian los colombianos "duras marica, duras", salía y el trabajo se quedaba ahí; cierto, acababa destrozado y por lo tanto se alteraban otras facetas de mi vida, mi aspecto personal por ejemplo, pero nunca antes se había metido a mi mente.

Esto lo analicé a fondo, y descubrí que es la piedra angular donde muchos pierden sueños, ilusiones e ideales. Sencillamente se van arriconando en la memoria hasta que a lo mejor un día, ya muy tarde, uno se acuerda, 'pero si yo escribía' '¿porqué nunca acabé ese cuento?' etc...

La idea ciertamente ya me estaba preocupando, porque me esforzaba por pensar en otra cosa, un cuento por ejemplo, pero nada, no aparecían las ideas bizarras de antes, ni el divagar que muchas veces me hacían hablar solo.

Pero esta semana, en la que estaba metido en un GRAN problema en el trabajo, aprendí, gracias a la desidia de los que me tenían que ayudar a resolverlo, que me preocupo de más. Así que cerré la semana, retomando mis idas a correr, y sin querer, imaginando la nueva historia de un cuento. Que si bien no me convenció mucho, fue lo suficientemente buena para alegrarme y hasta relatarla. La idea giraba alrededor de alguien, que ante la fatal noticia de que sus piernas se acababan conforme caminaba, cual suelas de zapato, decide ponerse a caminar hasta que las piernas se desgasten por completo y ver hasta donde llega. Masticando la idea un poco más, había decidido dejar al pobre de 'piernas desgastables' en medio de un desierto, y teniendo una muerte lenta y atroz bajo el rayo del sol sin la capacidad de moverse.

Esa idea tonta pues, que muy probablemnete no se vaya a convertir el cuento, me emocionó, ya que otra vez estaba imaginando.

También sucedió mietras corría, cosa que había dejado de hacer a finales de Diciembre, pero que retomé la semana pasada, al arrancar un par de comentarios 'te ves más flaco', y aunque no me sienta más delgado, la verdad es que ese tipo de comentarios ilusiona para seguir haciendo ejercicio, aclarando claro que no me considero como un hipopótamo ni anhelo llegar a ser una varita de nardo, más que nada por estar saludable y alimentar un poquitín el ego.

Así que comenzó mal la cosa, pero empieza nuevamente a ser fácil