Un poster que promociona la llegada de unos payasos que algo tuvieron que ver con el cirque du soleil, me hicieron recordarlo.
Yo quería ser payaso. O lo quiero. Es más, hace unos cuentos días 'planeando' mi vida, me di cuenta que ya no había nada que planear, que súbitamente ya está hecha. Lo que quedan de los 20's, los 30's, los 40's... y pues ya. Sí, la ansiedad se me trepó rapídisimo.
'Planeaba' pues trabajar un rato, y largarme otra vez (porque hacía una semana había 'planeado' trabajar duro por diez años para retirarme a los 35... ¿donde quedó esa idea) a Londres, y pisar nuevos suelos. La idea se acabó con todo lo anterior y con la terrible sensación de "no volver a ver mundo".
Nada del teatro callejero que algún día imaginé ni nada de ser payaso.
Dejé de ver el poster y me di cuenta de que sí soy un payaso.
"Tú eres como raro ¿no?" que me dijeron hace unas cuantas horas.
De entrada el comentario me hizo gracia, de salida ya no tanto; por el poster y los años, por los planes y por los payasos.
Soy un payaso. Porque trato de parecer estar bien y agradar con tal de ocultar todo lo que por aquí se filtra.
"- ¿Por qué te sigues pegando con el martillo? - Porque se siente tan bien cuando paras".
Cosa que se dijo en Grey's Anatomy, y que viene bien el día hoy, con la diferencia de que yo no paro. De que sigo siendo Payaso.
Soy payaso por querer ser crédulo. Por pensar que uno se puede mostrar tal cual; tal raro, tal ansioso, tal payaso, o tal como sea uno para querer estar con alguien. Ahí está Mariana, ahí está Sarah, ahí está Pietra, ahí está Daniela, ahí está Fernanda, ahí está Silvia... que posiblemente hayan visto mejor quedarse exactamente ahí.
Son payasadas esto de pretender escribir, y tener sueños de opio, de tratar ser positivo cuando la naturaleza propia es del otro polo. Es muy payaso el hacer ilusiones en base de realidades inexistentes. Es hasta una payasada esta entrada, que solo sirve para desahogarme un poco del mal trago que se pasa uno cuando se tiene que apagar la vela, y no porque uno quiera, ya que igual y uno se hace el payaso esperando creer que la vela si iluminará al santo, pero lo tengo que hacer por la certeza de saber que la vela se consume y quemaría la mesa donde está puesta, depués la alfombra, después la casa donde tan felizmente habitan otras velas de otros tamaños, de otros colores, de otros olores.
"Poner la frente muy en alto, y gritar muy fuerte... otra oportunidad, !OTRA OPORTUNIDAD!"... sí como no...