Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

sábado, junio 28, 2008

ya ni sé...




Parezco mujer embarazada. Y ya se pueden ir ahorrando los comentarios jocosos tipo: "pues ha de ser por gordo". Ya que el apunte es en un sentido emocional. Como delata mi entrada anterior, fue mal día ese día. Y hoy puedo decir que ayer fue muy buen día, y que con mucho gusto vuelvo a prender mi velita, creo que hasta con la intención de dejar arder todo si es necesario. Pero en fin, basta de metáforas bobas.


Ayer que todo estaba tan planeado todo salió muy mal (en principio). Cosa que no me sorprende realmente, a mí los planes casi nunca me salen, y acaban siendo otra cosa muy distinta de lo original; pero es eso justamente lo que luego le pone sabor al caldo. Que envidia me daba el plan de vida de Andrea Loredo en la universidad, por el cual hasta la felicitaron y demás, y que en cambio en el mío solo anunciaba con letras muy grandes "No es posible dar un pronótico así, ya que hasta el fin de semana se me dificulta".


En fin, nunca me había importado mucho el que los planes no se dieran, porque como ya dije, hace que las cosas se pongan interesantes. Como aquel día en que a un pobre hombre que muy compungido iba cargando una caja muy pequeña, decidí hecharle la mano, por ver su batallar por algo que a ojo de buen cubero, no debería de haber requerido tanto trabajo. Acabó pasando que la cajita muy probablemente fuera de plomo comprimido, ya que pesaba muchísimo, tanto, que me hizo sudar profusamente, acabar con las piernas todas enclenques y los brazos tan temblorosos, que me costó muchísimo trabajo firmar un cheque de viajero. No me molestó el batallar y eso, de hecho me hizo mucha gracia el que la señorita de american express me dijera que la firma no era como la mía, y le tuve que explicar todo lo acontecido de la falta de fuerza en el brazo. Y en general es así, las cosas suelen tener su gracia al final.


El problema de ayer fue, que cuando el plan no se da y me pasa a mí, pues me río, pero cuando involucro a terceras personas, ya no me gusta en lo más mínimo.


Así pues mientras el plan se caía a pedazos cual edificio nuevo mal construido, me dió por recordar en todas esas cosas que he planeado y que no han resultado. Por ahí apareció la anécdota que acabo de esribir, y hasta las queridas amigas que escribí en la entrada anterior, pero fue justo en el plan más sencillo que me hizo pensarlo largamente.


Recordé cuando alguna vez tuve que trabajar jornadas de 15 horas en días consecutivos, cosa que ya había contado; lo que no conté, fue aquel punto al final de uno de dichos turnos, en que no restaba más que sacar del bote cuadrado de madera para la basura, la bolsa que contiene precisamente el desperdicio. El plan es obviamente sencillo, sacarla y tirarla. Pero no pude. Forcejeé por una hora con la bolsa, con el bote y con la basura. Sudé, grité y pataleé. El bote terminó hecho pedazos, la bolsa totalmente desgarrada y la basura desparramada. Yo terminé llorando. No sé si habrá sido el cansancio, o todas las dudas que me pasaron en aquel momento por la cabeza como '¿que hago aquí?¿a que vine?...etc..etc.' o el saber que al siguiente día tendría que regresar a hacer lo mismo.


Ayer repasando el suceso decidí que todo aquello sucedió por no llevar conmigo un lucky charm. Tengo muchos. Tengo un ojo turco de cristal que cargo en la misma bolsa donde llevo el pasaporte como protección. Tengo una bolita metálica que hecho al bolsillo cuando camino por calles que no conozco. En la cartera llevo el nombre de "Luima" escrito por su puño y letra, como recordatorio creo yo. Nunca me quito el anillo negro, como recordatorio de un consejo. Tengo un dije de fénix, que me pongo de vez en cuando por suerte en general. Tengo el rosario chino, en el cual tallé las iniciales de las personas que quiero, que ya no uso tanto, pero que todavía creo en él. Entre otros y sólo para ejemplificar. Lo que no tengo es algo parecido al toloache, pero que sea sólido y conservable. Algo para el mal de amores y poder sacudirme de una buena vez la bufa, y acabar con este roller coster emocional que ciertamente desgasta mucho.

Ya que el plan que tan mal salió, acabó por convertirse en algo muy bueno y que me puso bastante contento. Pero hoy a las 8:11, ya empiezo a dudar otra vez....