Di-vagando
Las vacaciones ya van por la mitad, y en realidad no he descansado, ni hecho, ni pensado, ni escrito todo lo que yo querìa.
Maldita descidia.
Como me gustarìa estar en una playa. Tirado en una de esas sillas de madera vieja. Con pintura azul desprendièndosele. Bajo una palapa. Arena blanca. Agua azul turquesa. Una mùsica anacrònica, a lo mejor algo de pink martini o un budha bar, que por cierto ya conocìa, pero nunca habìa escuchado realmente y que me ha encantado. Acabè el libro que Kikis me regalò. "Mis putas tristes". Que facilidad para escribir, como bien dijo Bennedetti, me parece. "...hasta un pedo de Marquez huele a poesìa...".
Ya no tengo libro por ahora, pensaba adquirir el ya ampliamente recomendado "El dìa que Nietzsche llorò", pero me da no se què la portada. La figura del alemàn echado en un silla como en color pastel, pero màs bien de tonos grises.
Me he hartado de buscar "El mago de oz" y ni se diga de "Cronopios y famas" o como se llame. ¿Alguna recomendaciòn?.
Me encuentro en la disyuntiva de escribir si un cuento largo o varios cortos, con varias ideas que tengo en mente y que pudieran ser tejidas en el mismo papel. No lo sè. No lo sè. No lo sè.
Al final da igual, porque al parecer se nos viene la dictadura Lopez-Obradorsista encima y entonces sì, a escribir como muchos sudamericanos "...en medio del tòrrido amor, llegò la guerra a las puertas del pueblo...", o "...rìos de sangre emergen de la casa de gobierno...". Y se empezarìan a escribir canciones en contra del règimen, y luego Obrador dirìa "No puej, no je puede cantar ejo, hay que callar a todas las chachalacas", y hombres armados andarìan buscando gente depuès del toque de queda para ejecutar sin muchas preguntas, frente a una pared blanca, a cualquier transeunte despistado. Pizza. Tengo un antojo gigantesco de una buena pizza. De esas bien hechas, con queso crocante y mucho salami rojo un tanto asado. Una buena ensalada de lechuga orejona, bañada en algùn aderezo aceitoso, que evidencìe los colores. Verde, rojo. A lo mejor un buen queso tambièn, y un vino blanco, frìo, realmente frìo, frìo acabado de sacar del viejo refrigerador. Unos buenos duraznos de postre. Yo los prefiero duritos, pero cada quièn. Un puro a lo mejor, y no porque fume, pero para completar la escena. Despuès caminar mucho, tranquilo y despacio, tambièn con mùsica, esta vez, no sè, algo tipo Chabela Vargas. 'No se que tienen las flores llorona, las flores del campo santo....'. O un triste violìn. !Que escena!. Caminar por ahì con un violinista vestido de payaso por detràs. Con su lagrimita y todo. Cantando en francès, que el violìn y el idioma se llevan. Un buen cafè, ¿como dejarlo de lado?, justo en esa temperatura donde ni quema ni està frìo. Fuertesòn. En algun cafesito al lado del rìo. Que buena vida lleva mi mente.