Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

jueves, julio 28, 2005

cadiz


Yo todavìa traìa el mal sabor de boca que me dejò una comida tìpica Marroquì llamada cuz-cuz, cuando llegamos de nueva cuenta a España.
En cierto modo fue un alivio para mì, porque aqui ya era difìcil encontrar quien me ofreciera camellos por mi hermana.
Llegamos a Cadiz en la noche, y encontrar hotel se tornò frustrante.
Entre el pinche taxista que nos aseguraba que los hoteles de una estrella no existen, que casi casi, las estrellitas en las fachadas de los nmismos son mera estètica y el bolsillo no muy apto como para quedarnos en los de 5 diamantitos ("a que se ven bien ahi colgaditos chavales?"), yo ya andaba de malas. Lo bueno es que dimos con uno llamado Quo Qadiz, que fue fenomenal. Entre el portero que nos recibiò porreado a màs no poder y el dueño que no paraba de decirme Bruno, nos reimos bastante.
En cadiz no la pasamos bien y tranquilos. Arena, sol y mar principalmente; el resto del tiempo divagando por las estrechas calles de edificios altos.