Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

martes, septiembre 16, 2008

Día #8 Temo que nunca te irás




Naco, genio y figura. Y lo de naco, no tanto por camisas de fútbol en los respaldos de los coches o peluche en los tableros. No, naco, por ser casi gentilicio del barrio que lo vio nacer. El barrio bravo de Tepito.
Un nuevo ídolo se forjó en esas calles y ha llegado a las alturas de Infante, Cantinflas, El Santo y hasta la Doña; que seguramente se estará retorciendo en la tumba nomás de ser comparada con alguien tan por debajo de toda su elegancia. Con todo y que a la Doña le moleste, el que Cuauhtémoc Blanco se haya colado en ese exclusivo círculo de ídolos es innegable.
A diferencia de los demás ídolos mexicanos, no es el glamour, o el humor, o el físico o su misterio. Es la persona misma. Es un jorobadito que bien pudo haber sido nuestro vecino con nombre de “que bueno que así no me llamo yo” y que sin embargo llegó a codearse con gente que como cualquier fulano que somos no vemos ni siquiera de lejos.
Es entonces, el que la gente lo odiara tanto por ser águila y sin embargo ser coreado en la selección. El que metiera un puñetazo en plena cara a Faitelson. El que hubiera sido novio de alguien como Galilea. El haber ido a España cuando pocos lo hacían. El que hubiera regresado de una terrible lesión. El que haya anotado un golazo en un mundial. El que inspiró a miles con un emblemático movimiento de brazos. En resumen, el carisma de una persona que pudo haber sido uno más, y que sin embargo y a lo mejor sin quererlo, ha quedado grabado en la mente del pueblo de México.
Si estos fueran otros tiempos, Blanco se convertiría en alguien tan legendario como el general Villa. Se le adjudicarían toda clase de anécdotas y se ensalzarían cada una de sus victorias. No hubieran sido solo tres goles en el Valladolid, hubieran sido 15 de que menos y arañando el pichichi, no sería una cuauhtemiña sería una jugada irrepetible y fuera de este mundo.
Pero no, estamos en los tiempos en que todo se sabe y nada se inventa, en todo caso se manipula. Así pues Blanco se ha ido de la selección y le quedara poco tiempo para que lo haga completamente del fútbol.
Pocos laureles se llevó Blanco en su carrera, y sin embargo su triunfo más importante será el haber contribuido con la cultura popular mexicana tan de moda últimamente y que sin embargo, cada vez se diluye más por la influencia americana. Los cholos, nuestros cholos, sustituidos por chicanos. Los adornos hippies, por cadenas y gorras. Da gusto ver, en medio de esta gran transición, por lo menos la figura del Temo en las playeras de los adolescentes en vez de la de John Cena.