Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

domingo, septiembre 07, 2008

Día # 7


Anoche tuve un sueño... mejor dicho una pesadilla. Bueno no sé, porque ahora al momento de escribir, ya no sé como es que se diferencían sueños de pesadillas. ¿Un sueño feo es considerado pesadilla aún y cuando no sientas miedo? o solamente un sueño que te hace sentir mal se considera pesadilla. Bueno en fin, tuve un sueño feo, pero no me incomodó.

Me encontraba en un pueblo chiquito, y al parecer era dueño de un antro muy tétrico de dos pisos. El piso de abajo era una moledora giagante de carne y el segundo piso era en realidad un ancho balcón que corría a lo largo de las cuatro paredes del antro y que dejaba a la vista la moledora.

La gente llegaba, y permanecía en el balcón, pero en algún punto y por alguna razón, me molestaban así que tomaba a la persona y la lanzaba por arriba del pasamanos hacia el primer piso, es decir a la moledora, que inmediatamente comenzaba a funcionar. Alguna que otra persona se me acercaba y me reclamaba por mis actos, pero en el sueño nunca hablé, simplemente la tomaba y la aventaba por los aires para triturarla. Finalmente acabé moliendo alrededor de 36 personas, y el pueblo enfurecido, tocaba a las puertas de mi casa con antorchas encendidas como en la novela de Frankestein. De algún modo y sin hablar los convenzo de que no es para tanto, y me perdonan la vida. Sin embargo cuando salgo al pueblo a pasear, sucede que me topo con miradas de recelo, y entonces como que si me pongo a pensar en lo que hice, pero igual y tampoco me siento mal.

Finalmente y depués de mucho (y de más personas molidas), en medio de un día lluvioso el pueblo entero me lleva una bebida con veneno para que lo tome, y yo que ya sabía que era, me lo tomo enterito.