Porque los pensamientos no se leen, primero se escuchan, luego se escriben, y entonces sì, se leen.

sábado, diciembre 31, 2005

Obsesiones


Si, si, si... otro año se va, y que vivan las nuevas promesas, y el turrón y la última cena del año. Por esta vez me voy a ahorrar, el describir la nausea que me da, que el tiempo tan drásticamente cambie de número. Al final todo pasa en un instante.
Puedo describir en cambio, el gusto que me da el haber ido con Karina a tomar un café. De cierta forma es inspirador el ver a alguien tan valiente. Me hace sentir bien. Contagia buenos pensamientos y su visión de vida, aunque conservadora, me parece de lo más agradable.

También fui a la que debía ser mi graduación, cronológicamente hablando, y para ser sincero se sintió raro. Me faltan todavía dos años, más los que se le puedan sumar a causa de expediciones personales, que se traducen a largas peregrinaciones a lugares desconocidos para empaparme de nueva gente y sus ideas, para acabar mi carrera.
Un mero apunte mental, que no se confunda con la solicitud de queja y mucho menos con el formato de arrepentimiento.
Esa misma noche se me informa de una noticia de esas que son como un balde de agua fría.
Y asi ya con tanta cosa en la cabeza y con unas cubas encima, empecé a mandar mensajitos exteriorizando ciertos pensamientos por alguien, lo cual no debía haber sucedido, porque esas cosas no se deben de decir asi, pero en fin se hizo, y punto final. Al final no creo que haya afectado la amistad, pero, lo que si me queda es que los mensajitos hayan hecho mella y desencadenen una serie de pensamientos que pudieran afectar a terceras personas. Espero que todo siga igual E.
También dentro de los regalos navideños que di, le regalé a Annie unos dibujos que hice en una época un tanto negra. Mucho tuvo que ver, que sé que Annie los apreciará, pero también era un poco tratar de olvidar aquellos tiempos. Un ritual de esos que cada uno tiene.

Por cierto, que tengan feliz año.