Y dale la burra al trigo...
Ya tengo empleo de nueva cuenta... no justamente lo que andaba buscando (que eso no quiere decir que haya dejado de buscar), pero ahora sí que es puro trámite (trámite para poder ir a cenar, trámite para ir a tomar, trámite para ir al cine, y toda aquella actividad que necesite de trámites para realizarse). Con todo me acordé de la madre Margarita diciéndome "un paso atrás, nunca, ni para tomar vuelo" y que la verdad no me acuerdo de que estubieramos hablando en aquella ocasión. En fin, no lo he meditado mucho, porque me pondría muy ansioso (más de lo que estoy en estos días). Y es que ni siquiera estoy durmiendo bien; pesadillas, vueltas en la cama, leer un poco, ver la tele otro tanto, para al final medio dormitar. Las pesadillas ahí están, no hace falta si quiera buscar en el libro del significado de los sueños; pierdo mis zapatos y no puedo hacer nada sin mis zapatos, es una desesperación total...
Es esto de acabar la carrera y buscar trabajo que no me deja.
Pero bueno, ahí estoy de regreso en el mundo del nintendo. Y ahí estaban los clientes de siempre. No pudo faltar uno de los que más destacan. Un tipo llamado Teodoro con su eterno priapismo y su mamá de calentones rosas y tacones dorados. Son gente muy amable ha decir verdad, pero son tan pintorescos como Frida Khalo. De ese tipo de persona que te sujetan la mano para hablar y que tienen movimientos enfáticos de cabeza.
Como era día importante para la patria, no podían faltar los objetos a doc de la ocasión. La señora iba ataviada con un moño tricolor que coronaba aquel chongo amorfo, que caía de lado de manera premeditada. Esta vez no había chamarra color limón fosforescente. Teodoro por su lado, traía la novedad de unos guantes de ciclismo para un niño de ocho años teniendo el cerca de los veinticinco. Para el que lo conozca (que aquí creo que es Mauricio y Fido), el pants verde empieza a tener hoyos. Deben de ser los pants más cómodos del mundo, mira que llevar cinco años con ellos.
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